¿Qué tal abrazas?

Una amiga me comentó que conmigo aprendió a dar abrazos a su familia y amigos, porque antes no lo hacía. Hay mucha gente que, como mi amiga, no está acostumbrada a abrazar.

Se sabe que los buenos abrazos sanan, es una impronta que grabamos desde bebés. Nos sentimos protegidos, seguros y reconfortados. Este contacto es arcaico, de supervivencia. Además ayudan a estrechar vínculos, a empatizar, a darnos coraje, confianza, alegría… En consecuencia aumentan las hormonas de la felicidad que a su vez mejoran el sistema inmune, etc.

Abrazar no es ningún signo de debilidad ni de cursilería, sino todo lo contrario.