Sabemos que es importante hacer ejercicio con regularidad y alimentarse de forma equilibrada para la salud. Lo hemos ido aprendiendo e incorporando en nuestras vidas, cada cual a su manera. La pregunta ahora es, ¿basta con eso?.
La salud física, la salud mental y la salud emocional están interrelacionadas. Por lo tanto, los desequilibrios de una impactan en la otra. Cuando hablo de salud me refiero a toda, a la global. ¿Te has planteado alguna vez que la alegría y la armonía en su vida son muy importantes para la salud?
¿Qué otras cosas o actividades “te nutren”, o sea, te hacen sentir bien? ¿Lo sabes? A cada una de nosotras nos mueven cosas diferentes dependiendo de nuestra personalidad, la edad, el poder adquisitivo, el contexto familiar, social …. Lo que importa es que nos hagan sentir bien. Si ya las conoces, ¿les dedicas un tiempo en tu vida? Es decir, ¿las tienes en cuenta, a la vez que te llenas la agenda de obligaciones?
A veces dedicamos tiempo y dinero a temas que quizás no nos hacen tanto bien como esperábamos, o que el efecto dura poco. Podemos desear muchas cosas y en concreto las cosas materiales nos pueden dar una felicidad puntual, pero cuando ya las tenemos a menudo se va la ilusión. Realmente lo que nos permite estar bien de manera más permanente es cuando sentimos armonía dentro de nosotros y en nuestro entorno, en nuestra vida. Esta plenitud, o bienestar, a veces se ve ensombrecida por situaciones negativas inesperadas o de otras que ya están ahí, que crecen y se perpetúan. Algunas dependen de nosotros, aunque a veces no somos conscientes, y esta es la clave de todo.
De hecho, todo lo que nos proporciona alegría y bienestar nos activa las hormonas de la felicidad (endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina), que nos ayudan a tener un buen sistema inmune, un buen funcionamiento orgánico en general y también en nuestras relaciones humanas.
En cambio, todo lo que vivimos como un conflicto y nos genera estrés, miedo y sufrimiento es lo que nos perjudica más la salud a todos los niveles. Por ejemplo, cuando sentimos que no sabemos manejar determinadas situaciones y estas nos superan; o cuando nos comportamos de forma automática y no lo controlamos, o cuando vivimos situaciones negativas que se van repitiendo.
Es en estos momentos cuando es hora de tomar la decisión de invertir en ti misma de otra forma. Hablo de una inversión que te puede ayudar a conocerte y comprender muchas cosas que hasta ahora no has entendido, a sacar los miedos y los bloqueos, a valorarte y quererte, a hacer cambios, a poner límites, resolver conflictos, a emprender acciones diferentes, etc. Esto te puede cambiar la vida de forma muy positiva.
Con la Desprogramación Biológica, por ejemplo, podemos averiguar cuándo y cómo se han grabado ciertas experiencias de manera que puedas hacerlas conscientes y cambiar los automatismos negativos. También sirve en casos de personas con enfermedades, en paralelo, y como complemento al tratamiento médico. Con la Programación Neurolingüística, entre otras cosas, podemos potenciar tus habilidades y recursos personales, de forma que los puedas utilizar en aquellas situaciones donde te sientes bloqueada. Con el Coaching podemos trabajar tu objetivo, ver si es factible, opciones posibles, diseñar el plan de acción, etc. Estas metodologías, junto con otras, permiten hacer un trabajo completo de autoconocimiento, crecimiento personal y transformación.
No lo postergues más, invierte en ti misma!
Original publicado en catalán en la revista Girosalut abril 2018