Yo sí que lo he soñado. Qué sensación de libertad, de fuerza, de perspectiva sin límites…

No sé si es porque me sentía así entonces, o todo lo contrario, o era alguna liberación simbólica. Los sueños son tan vívidos porque son reales para el cerebro. Por eso a veces nos podemos despertar asustados, llorando o extasiados.

Imaginaros el poder de lo pensado-sentido sobre las emociones y sobre nuestro cuerpo. También es así cuando estamos despiertos.

¡O sea que a soñar bonito también de día!